Cómo hacer una mudanza con niños
Gracias a nuestra checklist de mudanzas, puedes sobrevivir al traslado con los nervios intactos. No obstante, hacer una mudanza con niños adquiere una dimensión especial. Les preocupa perder a sus amigos y, en general, no les entusiasma la idea de mudarse. Sin embargo, siguiendo nuestros consejos, puedes conseguir que tus hijos disfruten de este proceso.
La primavera suele ser época de limpieza, pero también de traslados. Gracias a nuestra checklist dedicada de mudanzas, puedes sobrevivir a esta época de estrés con los nervios intactos. Sin embargo, debes pensar en los niños. Les preocupa perder a sus amigos y, en general, no les entusiasma la idea de mudarse. No obstante, con una serie de consejos clave, tus hijos van a tener ganas de cambiarse de casa y tú te ahorrarás muchas preocupaciones.
Antes del traslado
Una de las cosas más importantes que debes recordar es incluir a tus hijos en el proceso. Explícales los motivos de la mudanza. Escucha su opinión y asegúrate que formen parte integrante del plan. Si a tus hijos les preocupa echar de menos a sus amigos, no le quites importancia. Demuéstrales tu empatía y deja espacio para sus sentimientos. En lugar de decir "Así son las cosas, ya te adaptarás", sustitúyelo por un "Entiendo que te sientas triste y que te quieras quedar aquí". Intenta que la casa nueva y la zona dónde vais a vivir formen parte de las conversaciones cotidianas antes de mudaros. Si son niños bastante pequeños, puedes probar con cuentos o libros infantiles que hagan referencia a mudanzas. O visitar vuestro nuevo barrio como si fuera una pequeña aventura. El gran objetivo es que se entusiasmen igual que tú con la mudanza. Háblales de los aspectos positivos de cambiar de casa y no te olvides de dejar claro que los sigues queriendo mucho.
Empaquetar todo bien
Una buena idea es empezar empaquetando con los niños los juguetes que quieran llevarse. Esta caja será la última en entrar al camión de la mundanza y la primera en salir. De este modo, los objetos favoritos de tus hijos estarán a su alcance para ayudarles a aliviar la posible tristeza. Puedes simular que cuando empaques eres el jefe de la obra y les asignas las tareas a tus pequeños ayudantes. O hacerles dibujar a tus hijos cómo será la planificación de los muebles de la casa nueva. Antes de empezar la mudanza, asegúrate de comprobar todas las posibles fuentes de peligro, como enchufes y barandillas. La seguridad de tus hijos es lo primero.
El día de la mudanza
Como ya sabrás, los niños tienen una sorpendente cantidad de energía. Si esa energía se canaliza de forma equivocada, el día de la mudanza puede convertirse rápidamente en una pesadilla. Así pues, ¿por qué no aprovechar toda esta energía? Deja que tus hijos te ayuden. Pueden cargar pequeñas cajas o llevar los juguetes a su nueva habitación. Ofréceles pequeñas tareas para que se involucren en el proyecto. Eso les hace sentir parte de lo que está pasando. Sin embargo, si los niños aún son muy pequeños, quizá la mejor opción es dejarlos en la guardería dos o tres días, o pedir ayuda a los abuelos. Si optas por esta útlima opción, déjales que vengan una vez al día para que puedan ver por si mismos cómo está quedando todo. Los abuelos pueden cuidar de los más pequeños y acompañarles a recorrer los pasillos y habitaciones. Prepara un rincón tranquilo, lejos de las cajas, con un colchón para que puedan relajarse y jugar con su caja de juguetes. Cuando diseñes las habitaciones de tus hijos, no lo hagas todo de golpe. Coloca sus antiguos muebles al principio, eso les dará la sensación familiar de estar en casa. Siempre puedes cambiar los muebles más adelante.
Volver a la normalidad
Después de muchos cambios, es importante volver a la normalidad lo antes posible. Sigue con tus rutinas habituales, como los cuentos antes de que se acuesten los niños, igual que antes de mudarse. Es muy importante que los padres puedan tomarse parte de su tiempo libre para ayudar a sus hijos a hacer amigos en el nuevo barrio . También puedes pedir al profesor del nuevo centro escolar, que junte a tu hijo con un compañero especialmente simpático. ¡Y no te olvides de organizar una fiesta de fin de mudanza! O mejor dicho, dos: una para los viejos amigos y otra en tu nuevo hogar. Así, tus hijos podrán invitar a sus antiguos y nuevos amigos para ayudarles a adaptarse al cambio.
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